Al norte de La Graciosa, primordial isla del Archipiélago Chinijo a un quilómetro al nordeste de Lanzarote, aparece de la nada la paradisiaca playa de Las Conchas. De gruesa arena blanquecina y rodeada de un rincón rústico, este margen de costa mira a las islas vecinas.
El espectáculo paisajístico es de una poderosa extensión. Sus 600 metros de extensión y una anchura media bastante desahogada dejan al bañista perderse en la mitad de este rincón natural.
El mar que baña y aparta el norte graciosero de los islotes citados hacen que las aguas de La Concha estén de forma permanente revueltas. No obstante, el baño es seguro, si bien es conveniente poner máxima alarma si asistimos con pequeños.
Su localización y la predominancia de un fuerte alisio condicionan la opción del día de playa en Las Conchas. En días despejados, de fuerte calor, su elección resulta un acierto debido a esa incesante brisa que calma los efectos del sol.
Las Conchas se llega a pie (45 minutos), en bici (20 minutos) o bien en el servicio de taxi (5 minutos). Su aislamiento y también insuperables condiciones invitan a pasar toda la jornada. Especialmente si estamos con pequeños.
Desde primera hora, diez o bien once de la mañana, y, en función de nuestro medio de transporte, hasta el momento en que cae el sol: 7 o bien 8 de la tarde (si vamos a pie deberemos contar con las horas de sol para llegar a Caleta del Sebo).
El sereno paso de las horas se puede aprovechar para jugar a cualquier cosa. Una hora de zapas de tenis, una cometa suspendida en el aire en el horizonte, encarar la recta final del libro que tengamos a mano, una reparadora siesta con el runruneo de la marea ejercitando de nana.