Fin de semana, hora de subirse al coche y acercarse al municipio más bonito de Canarias y uno de los principales de España, según una reciente encuesta del portal 20minutos.es Hablamos de Teror, en Gran Canaria, ideal para visitar en familia un domingo. El último día de la semana, sus calles empedradas se llenan de gente y la diversión, para peques y no tan peques, está asegurada en cualquier rincón del casco histórico de la Villa Mariana.
Todos los comercios de la calle Real y los aledaños a ella abren sus puertas al público. Las tiendas de ropa típica no faltan, tampoco las de comida tradicional de la Islas (Manjares Isleños vende exclusivamente productos de la tierra, difíciles de conseguir en un supermercado: desde vinos canarios de todo el Archipiélago a almogrotes, mojos, polvorones y gofios de todo tipo, entre otros).
Al fondo de la calle Real espera la Basílica de Nuestra Señora del Pino, abierta desde muy temprano para recibir a fieles y visitantes. Acceder hasta la Virgen, patrona de Diocesis Canariensis, es gratis y muy sencillo: tan sólo hay que dirigirse a la parte posterior de la iglesia y acceder por un portalón que todos los domingos está abierto. En la antesala que se encuentra antes de llegar al camarín encontrarán una interesante muestra eclesiástica, así como la vestimenta y las joyas de la Virgen del Pino expuestas en vitrinas.
En el mercadillo dominical se pueden perder horas: hay más de 100 puestos con ropa, bisutería, bolsos, comida, flores o detalles religiosos. También, en la plaza de Sintes, hay 40 puestos de artesanos de la Isla, donde venden sus productos hechos a mano. Si los benjamines de la casa se aburren, siempre pueden hacer un descanso en la plaza que hay delante del ayuntamiento, donde hay un parque infantil y espacio suficiente para corretear y jugar con otros niños.
El tentempié se compra en los puestos del mercadillo: no puede faltar un bocadillo de chorizo de Teror y un clipper de fresa “para empujarlo”. Después de retomar fuerzas, pueden acercarse hasta el monasterio de clausura de las monjas de Teror y comprar unos deliciosos dulces de las Monjas del Císter, que no tienen conservantes ni colorantes para merendar o desayunar al día siguiente
Como curiosidad: las monjas sólo hacen los dulces justos, los elaboran para pagarse sus gastos, pero no para enriquecerse.
Por eso sólo se pueden obtener en el monasterio o en el puesto que tiene un cubano en el mercadillo dominical).
Si han preparado la fiambrera, la tartera y la nevera a 10 minutos escasos en coche se encuentra la Finca de Osorio, que tiene una zona de ocio y recreación maravillosa para disfrutar en familia, así como un bosque que se puede recorrer en busca de setas en épocas de frío (a partir del mes de noviembre).
Y si prefieren comer por ahí y no salir del casco, tienen múltiples opciones. Como recomendación: pueden picar algo en la tienda de aceite y vinagre que está ubicada al lado del Ayuntamiento, normalmente escondida por los puestos del mercadillo.
Ahora sólo falta buscar el día y ¡a vivir!