Al norte de Fuerteventura se encuentra un islote que se llama Lobos. Aunque son varios los cayos que lo integran, sólo dos playas no tienen el acceso restringido, que son, Playa de la Concha y la llamada Playa del Puertito.
Su nombre deriva de los lobos marinos que habitaron en sus costas, y éste a su vez, combina con la naturaleza de estas islas, cuya es salvaje, agresiva y espontánea.
Los paisajes son cubiertos por arena blanca, rocas negras, agua turquesa, grupos de algas marinas y parajes volcánicas, cúpula del islote.
Lobos es incólume ante la mano del hombre, y fue condecorada con el nombre de Parque Nacional, debido a sus ricos fondos marinos, los cuales constituyen una fecunda y bien cuidada reserva natural.
Su punto más alto es La Caldera, que posee 127 metros de altura, sumado a los 13 kilómetros de costa y los exuberantes 4 kilómetros cuadrados de superficie compuesta por pequeñas playas y calas, grandes arenales, ríos de lava solidificada, malpaises y otras formaciones terrestres.
Constituyen una obra solemne de la naturaleza que puede ser degustada por ti si decides ir a visitar la isla de Lobos, una experiencia que va más allá de la belleza y la relajación, pues la aventura y la diversión también se hacen presentes en este sitio.
Explorar y descubrir parajes vírgenes es la esencia que mora en la isla de Lobos, ya que, al bajar, solo encontrarás una cabaña informativa y un restaurante perteneciente a la familia del antiguo farero de Lobos, y que, a su vez, es la única familia que mora en el islote hoy día.
En Lobos los senderos están perfectamente señalizados para evitar la pérdida de algún visitante desafortunado, por eso, se recomienda completamente el estricto seguimiento de las señales que se encuentran en el camino.
¿Quieres ver las Dunas de Corralejo desde una altura pletórica? Sube a la cima del volcán La Caldera y goza además de las espectaculares vistas de la isla de Lanzarote.