
¿Sabes esa sensación al bajar del barco en una isla nueva? Ese olor a salitre mezclado con tierra, la luz que parece distinta… En El Hierro, esa bienvenida te la da una playa. Justo al salir del Puerto de La Estaca, casi escondida, está Timijiraque. No es la típica playa de postal, pero es de las nuestras, de las que tienen historia. Te voy a contar cómo disfrutarla como uno más del pueblo, porque tiene sus secretos.
Lo primero que te llama la atención es que para llegar tienes que cruzar un túnel corto. Es como un pequeño portal que te saca del ajetreo del puerto y te deja de repente frente al Atlántico. No esperes una extensión de arena dorada; esto es El Hierro. Aquí la arena es oscura, casi negra, y en los días de sol quema de verdad, de esa que te hace correr hasta la orilla.
Los que somos de aquí la conocemos de toda la vida. En verano, sobre todo en julio y agosto, es el punto de encuentro de las familias de Valverde. Verás a los chiquillos con sus cubos y sus palas, y a los abuelos sentados en sus sillas, controlando el panorama. El ambiente es tranquilo, familiar. Pero no te engañes, Timijiraque tiene doble cara.
Cuando llega el invierno, la cosa cambia. El mar se enfada y las olas crecen. Ya no es una playa para el baño, se convierte en el patio de recreo de los pocos surferos que hay en la isla. Verlos cabalgar esas olas grises, con el viento silbando, es un espectáculo. Yo, que he salido a pescar por esta zona, te digo que hay que tenerle mucho respeto. El mar aquí manda, y cuando dice que no, es que no.
La próxima vez que vengas a El Hierro y bajes del ferry, no vayas corriendo a tu destino. Desvíate un minuto, cruza ese túnel y pisa la arena de Timijiraque. Es la mejor forma de decirle “hola” a la isla, sintiendo su fuerza desde el primer momento.
Llegar es muy sencillo, está pegada al Puerto de la Estaca, no tiene pérdida. El aparcamiento es otra historia. Hay sitio, pero en pleno verano se llena rápido. Mi consejo es que vayas por la mañana o a última hora de la tarde, cuando la gente empieza a recoger.
Sí y no. La zona de arena y el parque infantil son perfectos para ellos. Pero para el baño hay que tener mil ojos, porque no hay vigilancia y el oleaje puede cambiar. En verano, con el mar en calma, para chapotear en la orilla está bien, pero siempre con un adulto al lado. En invierno, ni se te ocurra.
En la misma playa no suele haber nada abierto. Lo mejor es que hagas como hacemos nosotros: llévate una neverita con agua, algo de fruta y unos bocadillos. Para comer de restaurante, tienes opciones en Valverde o cerca del puerto, pero tendrás que coger el coche.
Depende de lo que busques. Si quieres un día de sol y baño tranquilo, ven en julio, agosto o septiembre. Si lo que te gusta es ver el mar con fuerza, sentir el viento y disfrutar de la playa para ti solo, entonces visítala entre octubre y marzo.
Timijiraque es una playa muy abierta al océano. Cuando entra el mar de fondo, que es un oleaje que se genera muy lejos y llega con mucha fuerza, el agua se pone seria. Los pescadores de la zona siempre miramos la dirección del viento y las mareas antes de acercarnos. Es la naturaleza de la isla.
Sí, hay duchas para quitarte la sal y la arena antes de volver al coche, lo cual se agradece bastante. También suele haber baños públicos disponibles, aunque su estado depende del día y la afluencia de gente.
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